Para decidir qué tipo de características tendrá un bien o servicio, es necesario hacer un análisis del mismo. Se puede analizar desde distintos aspectos, por ejemplo, el morfológico, el estructural e incluso el económico, social o histórico.
Para efectuar un análisis correcto y que sea lo más completo posible se debe dar respuesta a una serie de preguntas.
- ¿Qué necesidad va a satisfacer?
- ¿Existen otros productos que satisfagan esa necesidad?
- ¿Cómo se ha resuelto esta necesidad a los largo de la historia?
- ¿Qué productos tuvieron éxito y por qué?
- ¿Qué forma debe tener mi producto?
- ¿De qué material debe estar hecho?
- ¿Cuántas piezas debe tener?
- ¿Cómo se deben relacionar las piezas entre sí?
- ¿Deben ser el mismo material?
Otra etapa que debe considerarse es el almacenamiento, pues en ella se decide la cantidad de bienes que se producirán, el lugar donde se almacenarán y los factores asociados con su comercialización.
Finalmente, inmersos en todo este proceso de análisis también se encuentran el costo de producción del depende el precio del producto; la calidad del mismo, ya que ofertar una mejor calidad favorece la comercialización; y la confiabilidad, que es otro tipo de garantía ofrecida por un proveedor.
Para garantizar el éxito de un producto debe hacerse un análisis, tan minucioso como sea posible.
Una vez terminados los estudios se analiza la información y se elaboran bosquejos o, de ser necesario, prototipos del que será el nuevo producto.
Actualmente, existen productos o servicios para satisfacer una misma necesidad, cuya diferencia es la innovación en el diseño, la forma o el color.
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